Conversatorio
17.09.2019
— 2:30 pm

Éxito y fracaso en la pintura moderna, Dirigido por Jordi Teixidor.

Horarios:

2:30 p.m.

Lugar:

Auditorio MAMBO

Precios:

Entrada gratuita hasta completar aforo.

Jordi Teixidor: Considerado uno de los máximos representantes de la abstracción española, Jordi Teixidor se identifica con el pensamiento crítico y la tradición moderna para trasladar a su obra el espíritu de la duda y de la crítica, profundizando en la abstracción y dando lugar a una pintura racional, apolínea, equilibrada y fuertemente contenida en sus elementos expresivos.   

 

Más que un tour de forcé acerca de las posibilidades de la abstracción en el momento actual del desarrollo evolutivo de las artes plásticas en la sociedad post industrial, su trabajo ha de ser entendido como una reflexión estética e intelectual sobre los límites de la pintura, como una búsqueda en pos de la no-pintura, como el anhelo de hacer el cuadro definitivo, o, lo que es lo mismo, el no-cuadro, pero también como la expresión personal de un sentimiento de fracaso ético-político. Con su uso del negro, Teixidor ha formalizado una grave secuencia de imágenes que constituye una de las más destacadas expresiones trágicas de la pintura española contemporánea. 

El artista ha participado en la Bienal de Venecia, e instituciones como La Academia Española en Roma, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, UNAM – Museo de Arte Contemporáneo de Ciudad de México, la Galería de Arte Contemporáneo de Bulgaria, o el IVAM en Valencia, le han dedicado muestras individuales a su trabajo. Su obra se puede encontrar en las colecciones del Museo Guggenheim de Nueva York, MNCARS en Madrid, IVAM en Valencia, la Fundación Juan March, el Banco de España, el Ministerio de Asuntos Exteriores, la Colección Stuveysan en Ámsterdam, el Museo Patio Herreriano, CAAM de Las Palmas, el MoMA de San Francisco, la Fundación La Caixa, y el Museo de Berkeley.

   

Jordi Teixidor: Considerado uno de los máximos representantes de la abstracción española, Jordi Teixidor se identifica con el pensamiento crítico y la tradición moderna para trasladar a su obra el espíritu de la duda y de la crítica, profundizando en la abstracción y dando lugar a una pintura racional, apolínea, equilibrada y fuertemente contenida en sus elementos expresivos.   

 

Más que un tour de forcé acerca de las posibilidades de la abstracción en el momento actual del desarrollo evolutivo de las artes plásticas en la sociedad post industrial, su trabajo ha de ser entendido como una reflexión estética e intelectual sobre los límites de la pintura, como una búsqueda en pos de la no-pintura, como el anhelo de hacer el cuadro definitivo, o, lo que es lo mismo, el no-cuadro, pero también como la expresión personal de un sentimiento de fracaso ético-político. Con su uso del negro, Teixidor ha formalizado una grave secuencia de imágenes que constituye una de las más destacadas expresiones trágicas de la pintura española contemporánea. 

El artista ha participado en la Bienal de Venecia, e instituciones como La Academia Española en Roma, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, UNAM – Museo de Arte Contemporáneo de Ciudad de México, la Galería de Arte Contemporáneo de Bulgaria, o el IVAM en Valencia, le han dedicado muestras individuales a su trabajo. Su obra se puede encontrar en las colecciones del Museo Guggenheim de Nueva York, MNCARS en Madrid, IVAM en Valencia, la Fundación Juan March, el Banco de España, el Ministerio de Asuntos Exteriores, la Colección Stuveysan en Ámsterdam, el Museo Patio Herreriano, CAAM de Las Palmas, el MoMA de San Francisco, la Fundación La Caixa, y el Museo de Berkeley.

   

Entre las posiciones límite del éxito y el fracaso, las obras de arte van quedando situadas en la historia. El creador se mueve en esta exigencia, lo que no asegura precisamente un trabajo placentero. La actividad creadora es algo solitario y también es arriesgada porque en cierta medida la obra de arte conlleva un acto de resistencia. Las reflexiones se centran y giran sobre el sentido del éxito o fracaso del artista, del pintor o escultor que se enfrenta a la realización de su obra. El autor, debatiéndose entre las diferentes posibilidades y consideraciones, aquellas que le deben conducir a un final donde el solo valorará el resultado. 

El querer representar, el querer decir del artista, no necesariamente supone el control total de la obra. La obra durante el proceso acaba siendo cómplice y partícipe de ella misma, pero la obra no permanece neutral, no asiste pasivamente al proceso. Lo que nos muestra una obra de arte, una pintura, es el debate, la confrontación entre la ausencia de la que se parte y la presencia a la cual se quiere llegar.

Existe una gran distancia entre el objetivo buscado y la consecución real. En esa distancia el camino aparece flanqueado de deshechos y alcanzar la meta a veces es una contradicción y la verdad de la obra se encontraría precisamente en no haberla acabado. La enseñanza del fracaso es ante uno mismo, una garantía de la búsqueda. Es una garantía de continuidad,sabiendo siempre que el destino final es el reto de una nueva superación. Es en el límite, en el intento de superación donde las preguntas se pueden encontrar sin respuestas. Podemos considerar el éxito del fracaso como una especie de oxímoron mágico que hace posible y válida la construcción y desarrollo de una obra de arte. 

Tres obras significativas en la historia del arte del siglo XX: Les demoiselles d’Avignon de Pablo Picasso, La porte–fenêtre de Collioure de Henri Matisse y Victory Boogie-Woogie de Piet Mondrian son analizadas desde estos presupuestos como paradigmáticas del contenido de sus contradicciones que conllevan al mismo tiempo el justificado éxito y la posición destacada en la historia como grandes obras de arte.